El cielo, ese infinito
amigo al que observamos cuando nos sentimos tristes, ese paisaje lejano que nos
provoca nostalgia, ese espacio de paz y tranquilidad al que todos queremos
acercarnos.
William
Anders tomó una fotografía de la Tierra desde la Luna, donde
se ve el espacio, lo que nosotros con los pies en el suelo llamamos el cielo. Gry Berntzen tomó la foto de un eclipse
solar desde el Ártico, desde donde se ve nuestro cielo azul, cada vez más
oscuro, porque se va la luz del sol.
Estas dos fotografías
inspiran tranquilidad, nostalgia. La gama de colores, aunque de primeras no lo
parece, es muy similar: azules, blancos, grises, amarillos, marrones, magentas…
Ambas imágenes tienen en
común el cielo, en la de William Anders
aparece negro, mostrando la Tierra como algo luminoso, dándola protagonismo. En
la de Gry Berntzen se observa el
anochecer, el sol, eclipsándose, dejando en sombra lo que William Anders destacaba en su fotografía. En ‘Artic solar eclipse’
la luz proviene del horizonte.
El encuadre de las
fotografías es semejante: la fotografía se realiza en horizontal (posición
habitual en los paisajes), deja todo el aire en la parte superior (más en la
foto de Anders), y le da el
protagonismo al cielo, y a lo que en él hay (en la primera imagen, la Tierra;
en la segunda, el Sol). Berntzen le
da un poco más de importancia al suelo nevado del Ártico, y contrasta el blanco
azulado con el cielo oscureciéndose.
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