Ha saltado la liebre. La
Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha denunciado este lunes un acoso por
parte del grupo político Podemos a diferentes profesionales de los medios de
comunicación.
En
el comunicado la APM considera “incompatible con el sistema democrático que
un partido, sea el que sea, trate de orientar y controlar el trabajo de los
periodistas y limitar su independencia”. En el mismo texto, se hace referencia
a un grupo de informadores que son quienes han denunciado esta situación,
aportado unas pruebas documentales de las cuales no se da ningún tipo de dato
más, pero que sí se pone en duda la imagen del partido morado.
Llegados a este punto, a mí me
surge una pregunta. En un marco donde el periodismo de verdad, el sincero, el
veraz, tiene la obligación de aportar datos, de ofrecer un contexto a cada
noticia o suceso, tal y como Lafuente expone en su texto, ¿dónde está todo eso
en el comunicado de la APM? ¿Por qué debería de creer a esos “informadores” -que
cita el texto- y suponer que realmente hay “pruebas documentales” que
demuestran el supuesto acoso del grupo liderado por Pablo Iglesias hacia
diferentes periodistas?
El propio comunicado de la
asociación intenta velar por la veracidad de las informaciones, es contrario a
esa actividad que le atribuyen a varios dirigentes del partido morado, lucha
por que las fuerzas políticas y económicas no influyan en las informaciones y
en los medios, sin embargo, ¿no podría ser esto lo contrario? ¿Podríamos estar
ante un caso de influencia de opiniones sobre un partido por parte de una
institución?
En los cuatro años que llevo de
carrera me han demostrado cómo la misma noticia en portada, en diferentes
medios de comunicación, cuenta hechos contrarios. Los diferentes puntos de
vistas creados por los poderes políticos y económicos –que controlan cada medio
informativo de gran dimensión- lo único que hacen es mostrar el lado de los
hechos que más les favorece, y eso es una realidad.
Por otra parte, se trata una
realidad que ha mermado la veracidad de los medios, y esto que supuestamente la
APM debería regular, ahora ella misma lo está haciendo y se ve afectada. Ahora
soy yo quién no me creo que parlamentarios de Podemos “acosen” a la prensa y
que las obliguen a los periodistas a decir lo que ellos quieren. Soy yo quién
pongo en duda la existencia de esas “pruebas documentales”. ¿Dónde está el
contexto? ¿Los antecedentes? ¿Dónde está la dignidad de esta profesión?
Desapareció.
Reflexión basada en el texto de
Gumersindo Lafuente (eldiario.es): http://www.eldiario.es/zonacritica/acosa-periodismo_6_619498087.html
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